Desde mi ventana

Confinamiento Covid19

persona con casa en la cabeza

Los primeros días eran soleados y a mediodía me salía al balcón con un libro y una cerveza. Esos primeros días veía mucha gente con barras de pan.

El sol se fue y ya no salgo al balcón, ahora solo miro la calle desde la ventana. Veo autobuses urbanos, lluvia, moteros llevando cajas grandes de colores, el otro día un arcoíris, coches de policía y, a veces, a un señor mayor sentado en un banco, se echa hacia adelante y hunde la cabeza entre los brazos que tiene apoyados en las piernas, de la muñeca se despliega una correa que termina en el collar de un perrito blanco. A las ocho suenan las campanadas y mis vecinos y yo abrimos las ventanas para ir a misa.

Es poca la vida que veo desde mi ventana pero pienso en la suerte que tengo de tener una ventana por la que mirar. Suerte de que lo único que tenga que hacer es quedarme dentro de estas paredes y no tener que salir a diario a jugarme la salud, suerte de tener paredes donde cobijarme y suerte de tener una ventana por la que la luz pueda entrar y mi mirada pueda salir.

Espero que estéis bien y que tengáis ventanas por las que la luz entre.