abril 2020

Audioilustraciones

Para celebrar este año el Día del Libro no voy a usar libros, voy a utilizar «audioilustraciones», un término que me acabo de inventar.

A veces en las redes sociales, subo ilustraciones que realizo por gusto y, para no dejar vacía la caja de la descripción, me invento un texto a partir de la imagen que he publicado. Hoy he puesto voz a estos textos y he dado a luz las audioilustraciones, que son esos vídeos que están al final de estas líneas.

Es la primera vez que lo hago y ha sido con prisas y sin medios, así que os advierto de que se oye fatal y de que ni mi voz ni mi lectura están entrenadas para esto.

¡Sed felices, leed mucho y esperad a vuestros libreros!

Feliz Día del Libro confinado. ¡Dentro vídeo!

Ilustración para celebrar el aniversario.

 

El mes pasado la APIM (Asociación de Profesionales de la Ilustracion de Madrid) cumplió 35 años y las socias y socios lo celebramos, ¡cómo iba a ser de otra manera!, dedicándole una ilustración.

Es un momento de mucha incertidumbre para todos los sectores y para los ilustradores no lo es menos, la gran mayoría somos autónomos y la mayor parte de nuestros ingresos vienen de encargos que ahora mismo se están cancelando o con mucha suerte aplazando.

En general, nuestros ingresos no son muchos y nuestros ahorros menos todavía, personalmente echo en falta los mercados en los que vendo mis ilustraciones y aunque por suerte este mes mantengo encargos, tengo un miedo tremendo y ando como pollo sin cabeza pensando en cómo afrontar lo que ya tenemos encima.

Por suerte, formar parte de APIM en estos momentos me hace sentir un poco menos perdida… Aprovecho para decir a quien tenga interés, que esta tarde a las 19.30h hay ciberjunta para tratar sobre todo esta realidad que nos quita el sueño.

Que el confinamiento os sea leve 🍻

Confinamiento Covid19

persona con casa en la cabeza

Los primeros días eran soleados y a mediodía me salía al balcón con un libro y una cerveza. Esos primeros días veía mucha gente con barras de pan.

El sol se fue y ya no salgo al balcón, ahora solo miro la calle desde la ventana. Veo autobuses urbanos, lluvia, moteros llevando cajas grandes de colores, el otro día un arcoíris, coches de policía y, a veces, a un señor mayor sentado en un banco, se echa hacia adelante y hunde la cabeza entre los brazos que tiene apoyados en las piernas, de la muñeca se despliega una correa que termina en el collar de un perrito blanco. A las ocho suenan las campanadas y mis vecinos y yo abrimos las ventanas para ir a misa.

Es poca la vida que veo desde mi ventana pero pienso en la suerte que tengo de tener una ventana por la que mirar. Suerte de que lo único que tenga que hacer es quedarme dentro de estas paredes y no tener que salir a diario a jugarme la salud, suerte de tener paredes donde cobijarme y suerte de tener una ventana por la que la luz pueda entrar y mi mirada pueda salir.

Espero que estéis bien y que tengáis ventanas por las que la luz entre.